Localizaciones situadas en la ciudad accitana han servido para el rodaje de este corto, entre las que se encuentran la antigua azucarera San Torcuato, las antiguas instalaciones del Depósito de Tracción de Vapor de la Estación de Guadix y parte del secano y bosque de la ciudad.
Carmelo González señalaba que “para este corto me inspiré en pesadillas propias, malas experiencias por las que algunas personas pasamos y que por desgracia sufrimos”. “Quería mostrar el miedo en sí. Lo que pretendía era mostrar lo que lleva a esta persona tener estos delirios” apuntaba el director del cortometraje.
Por último, cabe destacar que este rodaje se ha realizado con un equipo técnico compuesto por tan solo nueve personas, un equipo pequeño para lo que requieren este tipo de producciones. "Ahora es turno para la postproducción, donde el equipo técnico se ampliará para acortar plazos, y esperamos que este listo para el mes de Diciembre de este año", apuntaba González.
Cabe destacar que esta filmación se ha producido tras la vuelta a la “nueva normalidad” después del COVID-19, el cual no ha impedido, a pesar de las medidas higiénico-sanitarias, que el rodaje se llevase a cabo.