Hasta seis organizaciones ecologistas y sociales asentadas en la comarca granadina de La Vega se han unido en una plataforma ciudadana para evitar la puesta en marcha de un macro proyecto fotovoltaico, liderado por la empresa Ence, que pondría en grave riesgo la supervivencia económica y medioambiental de la zona. La planta solar atentaría, según los portavoces de la plataforma, contra dos espacios naturales protegidos y cercanos como la Dehesa de Santa Fe y la zona de especial conservación de La Malahá.
La expropiación forzosa de campos agrícolas de alta productividad, constituidos por olivar, choperas y huertas, conllevaría la pérdida total de suelo fértil, con el lógico daño medioambiental y económico para sus dueños. Los afectados por la expropiación forzosa de estas tierras, una vez declarado el proyecto de utilidad pública por parte de la administración autonómica, se enfrentarían a un paradigma desolador: pérdida del paisaje, de la identidad social de la comarca, del patrimonio cultural tan ligado a la obra de Federico García Lorca y a la anulación de una fuente de alimento cercano que en tiempos de pandemia, hace apenas dos años, ayudó a cientos de familia de Granada a conllevar el encierro por la crisis sanitaria.
«No nos oponemos a la construcción de plantas de energía renovable. Sabemos mejor que nadie que esta energía es más limpia que la utilización de combustibles fósiles. Reclamamos, en cambio, una moratoria para analizar con rigor y visión de futuro los lugares idóneos para la instalación de plantas de esta naturaleza. No es posible ubicarlas en zonas fértiles, próximas a áreas protegidas, tan vinculadas social y culturalmente a Granada y su Vega. ¿Imaginan sembrar de plantas solares la Alhambra?», asegura Manuela Martínez, portavoz del colectivo Salvemos La Vega-Vega Educa. El último en sumarse a este clamor ciudadano ha sido el cantante granadino Miguel Ríos, que ha dicho: «No podemos permitir que La Vega se convierta en el lugar indeseable que muchos quieren que sea».
La construcción de la planta solar está dividida en tres subproyectos con menos de cincuenta megavatios cada uno de ellos (133 megavatios en total) para evitar así el control del gobierno central y trasladar la aprobación de los permisos necesarios a la Junta de Andalucía. Regiones como Cataluña, País Vasco y Madrid, las grandes consumidoras en España de energía eléctrica debido a su alta industrialización, llevan años mirando con recelo y paralizando proyectos de energía renovable por lo que tienen de invasión en el territorio y destrucción del paisaje fértil de sus tierras.
Ence, antigua empresa nacional de celulosa, radicada en Madrid y hoy con intereses energéticos, ha puesto en marcha un megaproyecto solar que afectará a 155 hectáreas, más de doscientos campos de fútbol, la misma superficie que ocupa el pueblo de Santa Fe. Solo en el terreno donde se ubicará la planta solar se arrancarán más de quince mil olivos fértiles. Una vez sembrada de placas solares, la tierra dejará de ser fértil durante décadas, advierten los ecologistas. El proyecto afecta a cinco municipios de La Vega: Santa Fe, Vegas del Genil, Las Gabias, Pinos Puente y Atarfe. La megaplanta solar llevará aparejada una red de líneas eléctricas de alta tensión que arrasará con otras treinta hectáreas, unos catorce kilómetros a un lado y otro de tierras fértiles y de alto valor cultural y etnográfico. Muchas de estas líneas de alta tensión atravesarán, por ejemplo, acequias que tienen su origen en la Granada nazarí.
La plataforma lleva contabilizados más de un centenar de alegaciones de los agricultores que se niegan a que sus tierras sean expropiadas. Gustavo Rodríguez, abogado de muchos de estos agricultores y miembro de otro colectivo integrado en la plataforma, asegura que sus representados solo buscan continuar con el trabajo que generación a generación han realizado a lo largo de los años: «Son defensores de unas tierras de excepcional valor productivo. La planta destrozará para siempre la biodiversidad de una de las comarcas con mayor personalidad de Andalucía. Solo recibirán 3,5 euros de media por metro cuadrado de tierra fértil, una miseria absoluta para el valor real de esos suelos», asevera.
Pedro Salmerón, reconocido arquitecto por sus trabajos de restauración monumental en varias ciudades andaluzas, pone el acento en la pérdida de unos valores culturales que será imposible recuperar: «La colisión de la línea aérea de 200 kilovoltios que plantea Ence en Santa Fe afecta a las alamedas de La Vega, al paisaje lorquiano, al patrimonio cultural en un acto flagrante y colisiona con los proyectos sostenibles y rentables como la madera de chopo para su utilización industrial», asegura.
Ence ya ha manifestado en varias ocasiones que Andalucía es ahora prioritaria para su crecimiento empresarial. Debido a las cortapisas legales que imponen otras regiones del norte peninsular, la empresa con sede social en Madrid, ha anunciado a través de su consejo de administración la intención de priorizar Andalucía: «Queremos consolidarnos como el referente en energías verdes en la comunidad. Por eso el ochenta por ciento de nuestra nueva inversión va a venir a Andalucía», ha dicho el presidente de la compañía Ignacio de Colmenares Brunet.